El Reflejo
Teo me visitó por muchos meses, recorriendo diariamente la casa. Volaba por el corredor, entraba a los baños, se sentaba en la sala y sobre todo, pasaba horas mirándose en los espejos.
Su estación pasó y voló a otros bosques, pero dejó en mi mente, su alegría, su persistencia y sus inmensas ganas de conocer ese otro que veía en el espejo.
Karen Loewy