Caminaban por las nubes dos conejos azules.
Venían tan distraídos por una repentina lluvia de corazones
que no notaron unas orejas largas verdes
asomadas tras una estrella perezosa que estaba dormida.
Al escucharlos, la estrella fugaz despertó y salió volando.
Y de ahí saltó a la vista un gran conejo verde.
¡Qué sorpresa tan grande se llevaron!
No habían visto nunca un conejo de otro color.
Como eran muy curiosos le preguntaron:
—¿Y porqué eres verde, si todos los conejos son azules?
—No, no, no, los conejos son todos verdes, contestó.
De repente, un conejo blanco saltó de una nube del Norte.
Estaba asoleándose cuando escuchó la conversación.
—Hola, hola, señores de colores. Soy un conejo blanco
y quiero contarles que todos los conejos del mundo son blancos.
Se armó entonces en las nubes
la alharaca más grande de los últimos tiempos:
que los conejos son blancos;
que no, que los conejos son verdes;
que no, que los conejos son azules…
En medio de la algarabía pasó una mariposa morada que giraba y giraba,
pues la arrastraba el viento que con el escándalo se había despertado.
Logró agarrarse de una oreja del conejo verde y les llamó la atención:
—A ver, a ver, ¿a qué viene esta discusión?
Mírense bien, pero muy bien y contesten mis preguntas:
¿Tiene todos orejas largas?
—Sí, contestaron todos.
—¿Tienen todos dos dientes grandes?
—Sí, contestaron todos.
—¿Todos son suaves y parecen de algodón?
—Sí, contestaron todos.
—Entonces, ¡todos son conejos, aunque de distinto color!
¡¡Son todos hijos de las nubes, el arcoíris y el sol!!
Autor: Karen Loewy
Narración, música y diseño sonoro: Hitayosara Ojeda, Manuel Ernesto Rivera, Camilo Ojeda